domingo, 18 de julio de 2010



París es una ciudad hermosa cuando caen copos de nieve con forma de elefante. Los niños salen a la calle a jugar; gritan con la algarabía que la vida tiene pensado quitarles. Algún día van a crecer. Van a aumentar su tamaño y es muy probable que superen la altura de algunos rascacielos, aunque no de los más modernos, que son enormes, por lo que es descabellado pensar que un ser humano puede equiparárseles en altura. Pero quién te dice, algún día, un ser extraordinario llegue para quebrar todos los récords y transformarse en un súperhombre, un paso adelante en la evolución, un eslabón de lujo.

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