El buen señor hizo una metamorfosis: se convirtió en metáfora. Pasaba sus días pescando dorados en un estanque cercano a la muerte. Cerca, también, estaba su casa, una morada que alojaba sentimientos dispares, no siempre coincidentes en el tiempo, mas si en el sujeto. Ella lo hizo feliz por un instante eterno, y después le regaló un sentimiento amargo que le curtió la vida.
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